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martes, 23 de mayo de 2017

La vida es sagrada

Los chamanes dicen que las plantas son sagradas. Que nos enseñan a apreciar la belleza de la naturaleza, nos nutren y nos sanan. Pero sobre todo, nos hablan de la profunda interconexión que permite la vida en la Tierra. 
Al igual que los seres humanos las plantas tienen un cuerpo energético, equivalente al aura. Es la manifestación de su energía vital. Las plantas nacen de la tierra, trepan hacia el cielo buscando la luz del sol y se nutren con agua que purifica sus emociones. Son un verdadero regalo energético de Dios. 

La ciencia ha descubierto recientemente que las plantas sienten y se comunican. No como lo hacen los humanos, sino en su lenguaje vegetal que nosotros no entendemos. Pero ellas perciben nuestras intenciones. Son capaces de leer nuestras mentes. Literalmente.
Afortunadamente el ser humano está reconociendo que es necesario proteger los recursos naturales. En el año 2008, Ecuador fue el primer país que le otorgó derechos a la naturaleza en su constitución. La constitución ecuatoriana establece que "la naturaleza tiene derecho a existir, persistir, mantenerse y regenerarse siguiendo sus ciclos vitales". Esperamos que muchos otros países sigan este ejemplo.

El papa Francisco, en su encíclica Laudato Si, también ruega por un nuevo entendimiento frente a la naturaleza. Una forma de apreciar nuestros orígenes y la intrincada relación que tiene nuestra sociedad con la naturaleza. 

La educación tiene una enorme responsabilidad en este cambio de mirada. No basta con promover la sensibilidad medio ambiental, ni preocuparse de la naturaleza para minimizar los efectos del cambio climático. Esas posturas egoístas, típicamente humanas, no nos permitirán apreciar el verdadero potencial de este extraordinario regalo de Dios. El jardín del Edén es un vergel que de una forma misteriosa nos protege del mal. Transmitir este profundo mensaje a los jóvenes es una tarea pendiente de la educación. 

Los niños dicen que los animales son sagrados. Que nos enseñan a apreciar la lealtad, el cariño, la libertad y las relaciones. También nos alimentan y nos recuerdan las conexiones invisibles que unen a todos los seres vivientes. 
También tienen un cuerpo sutil, que manifiesta su vitalidad. Los animales son nuestros parientes. Todos con inteligencias distintas, adaptadas para su modo de vida. Viven en el presente y respetan los ciclos naturales. 

Hace tiempo que la ciencia reconoce su capacidad de sentir y emocionarse y ahora está a punto de descifrar algunos lenguajes, como el de los delfines. Algunos incluso pueden aprender lenguajes de señas para comunicarse con nosotros. Quién sabe que conversan acerca de nosotros, pero es probable que quedemos horrorizados con las espeluznantes historias que cuentan del hombre desalmado. 

Al menos los movimientos animalistas están ganando las batallas en contra de los crueles experimentos, los cazadores por diversión y la entretención con animales salvajes en cautiverio. Incluso ahora se condenan los trabajos forzados de los animales. Estamos mucho más conscientes de los derechos de los animales, pero nos queda mucho camino por avanzar. 


Las flores dicen que los insectos son sagrados. Que las ayudan a multiplicarse y les traen noticias de sus amigas desde largas distancias. Algunos insectos sociales nos demuestran el poder de la colaboración. En equipo son capaces de hacer milagros. Pero son pocos los humanos que les tienen consideración. Y aunque pueden maravillarse con los colores de las mariposas, ni siquiera trepidan en matar una mosca. 

El mar dice que los peces son sagrados. Que adornan las profundidades y se mimetizan con las algas. Que viajan juntos para protegerse de los mas grandes y aprovechan las corrientes submarinas para explorar la inmensidad del océano. Y muchas veces nos nutren con sus cuerpos. 

Yo digo que la vida es sagrada. Y que hay que vivirla con amor, porque es expresión de energía divina. Creo que debemos cuidarla y protegerla en cualquiera de sus manifestaciones. Me duele el sufrimiento animal, casi tanto como el sufrimiento humano. Me molesta el maltrato vegetal y me preocupa la insensibilidad ambiental. Tal vez a estas alturas de mi vida estoy más sensible, aunque prefiero pensar que me he vuelto más consciente. Amo la vida. Y la vida me ha amado también. Cada día que he vivido ha sido una hermosa aventura de descubrimiento personal. Veo a mi familia crecer y multiplicarse y me siento conmovido. Tendrán nuevos desafíos porque vivirán otros tiempos y probablemente más adelante verán que la vida es apenas un suspiro, aunque aun no se den cuenta. Solo quisiera dejarles un profundo respeto por el milagro de existir.


martes, 16 de mayo de 2017

El Transhumanismo


La actual cosmovisión predominante en el mundo, es el materialismo científico. Un sistema de creencias que propone una realidad material, independiente del observador, que podemos conocer completamente usando la razón y la ciencia. Reconoce solo la realidad exterior y los hechos comprobados por la ciencia. Lo que nuestra ciencia aun no descubre, no parece existir. Esta visión, evidentemente obsoleta, ha generado una sociedad individualista, egoísta e irresponsable. Y le ha dado al ser humano el carácter de depredador. 
En contraposición a esta postura, se han generado una serie de movimientos, que proponen miradas diferentes. Ya vimos la ecología profunda, que nos recuerda que vivimos en un mundo físico profundamente interconectado y los creativos culturales que también proponen esa interconexión a nivel mental. 
Ahora nos corresponde analizar la propuesta del transhumanismo. Una idea que plantea al ser humano como un organismo en proceso evolutivo, que no ha alcanzado su versión definitiva. Es lógico pensar que el hombre continúa evolucionando... De hecho, en la medida que nuestra cultura cambia-un hecho indesmentible- el ser humano debe adaptarse-una consecuencia evolutiva. Y en una civilización eminentemente tecnológica, el hombre está fusionándose con la tecnología. La arquitectura neuronal de los nativos digitales es diferente, de eso, ya no hay dudas. 
Pero lo que plantea al transhumanismo, va más allá. Sugiere que el hombre está usando la tecnología para mejorarse. Cosa que podemos conceder. Los implantes cocteleras, los marcapasos y las prótesis mecánicas, están resolviendo algunas de nuestros defectos. Pero, además, la tecnología está mejorando nuestras capacidades naturales. Hay algunos humanos que han decidido usar tecnología para aumentar el rango de sus sentidos, o incluso, agregarse un sentido adicional. Son los llamados cyborgs. Algunos pueden percibir el campo magnético de la Tierra, otros pueden percibir movimientos sísmicos. 
En resumen, el transhumanismo propone que el mejoramiento de la especie humana se logra con la incorporación de prótesis artificiales, que le darán al hombre superpoderes. Y si esta idea les choca, tal vez debieran revisar cuanto dependemos ya, de la tecnología. Ya somos humanos mejorados. Podemos acceder a un cúmulo de conocimientos con un simple click. Cualquier pregunta que hagamos, es contestada por un buscador artificial, en cuestión de segundos. Hasta nos comunicamos más vía la web, que verbalmente. Nuestras redes sociales ya son virtuales. No cabe duda, somos Homo Technos. 
Las promesas del transhumanismo incluyen:
a) La superlongevidad: Esto supone la derrota del envejecimiento, que es visto como una enfermedad. Y si supieran cuantos recursos se destinan a esta batalla, quedarían horrorizados. Estamos intentando alcanzar la inmortalidad. Y no se extrañen entonces, que pronto vivamos en un mundo de ancianos.
b) La superinteligencia: La inteligencia artificial ya ha superado a la inteligencia humana en tareas específicas. Ahora, todos parecen querer aumentar su inteligencia. Y lo podrán lograr, al fusionarse con la inteligencia artificial. En algunos años, la capacidad de procesamiento de información, usando nuestras máquinas, superará a la inteligencia biológica. Usaremos las máquinas para pensar.
c) El superbienestar: Mediante el uso de tecnología eliminaremos el dolor. Y podremos generar ambientes virtuales al gusto del consumidor. Podremos engañar a nuestros sentidos para sentirnos bien, independiente de nuestras circunstancias. Incluso el sexo virtual será más satisfactorio que la intimidad tradicional. 
El transhumanismo propone que los humanos trascendamos las limitaciones de nuestra biología. Hay muchos ya, que piensan que este salto evolutivo es inevitable. Hay otros, como Steven Hawkins, un ser humano que se expresa gracias a la tecnología, que miran esta propuesta con mucha suspicacia. Incluso señaló que la Inteligencia Artificial es peligrosa para la Humanidad. 
Lo que es relevante, es que la tecnología ha acelerado la evolución en la Tierra. Y nos estamos haciendo cada vez más dependientes de ella. Nos está empujando aceleradamente hacia una mejor versión de nosotros mismos. La evolución biológica es lenta e ineficiente. La evolución tecnológica es veloz y eficaz. Esta última finalmente se impondrá y abandonaremos los procesos genéticos para mejorar. 
La pregunta entonces es: En un mundo transhumanista...¿Como se verá afectada la naturaleza humana?¿Como educarnos para ser superiores, si ni siquiera sabemos ser? ¿No estaremos creando a un Frankenstein?
Hay que estar preparados para discutir estos temas. Están ocurriendo a vista y presencia nuestra y nadie se atreve a comentarlos. 

lunes, 1 de mayo de 2017

Diagnóstico equivocado

Francamente decepcionado, bastante molesto y hasta un poco divertido. Esa es una sensación que describe bien lo que me produjo ver los diagnósticos de nuestras autoridades educativas frente a los resultados de las pruebas SIMCE. 
Confieso que pensé en horrorizarme, pero ya tengo demasiadas evidencias de la incapacidad del ser humano de hacer diagnósticos acertados desde dentro del bosque. De modo que la miopía del Mineduc y su Agencia de Calidad, no me extrañan. Ningún funcionario, en ese ambiente demasiado sensible a las ideologías políticas, exacerbado en un año electoral, es capaz de hacer un diagnóstico holístico y con visión de largo plazo. 
De modo que decidí temperar mis emociones. Me decepcioné por las publicaciones que culpaban a la tecnología de los malos resultados en comprensión de lectura, me molesté con la proverbial incapacidad del gobierno para mejorar la educación pública y me reí con las explicaciones que los supuestos expertos esgrimían. Ni Yerko Puchento es capaz de inventar ese tipo de teorías. 
Ya se ha dicho reiteradamente en esta y en otras publicaciones serias, que las pruebas estandarizadas son herramientas que deben utilizarse correctamente. Los resultados que muestran una baja en la comprensión lectora de los adolescentes, demuestran un cambio cultural relevante. Nuestros jóvenes están buscando información más visual, precisa y concisa, que la que ofrecen los libros tradicionales. Nuestros adolescentes, y especialmente los varones necesitan respuestas más inmediatas. Prefieren videos, memes y fotos. Saben perfectamente que "una imagen vale mil palabras". Ellos viven un porcentaje importante de sus vidas, en un mundo virtual, más rápido y más conectado, comunicándose con un lenguaje diferente al de sus padres y abuelos y resolviendo varios problemas al mismo tiempo. Usan un lenguaje que pretende ser eficiente, donde la forma es menos relevante que la rapidez de la retroalimentación. Y atienden lo justo y necesario a cada problema puesto que no es el único que están resolviendo. Los humanos, todos, estamos dejando espacio neuronal libre, que antes usábamos para memoria, para procesar información. Ya no necesitamos bodegas de datos para números de teléfonos, fechas de cumpleaños o las tablas de multiplicar. Al menos, no tanto espacio como antaño. Ya no necesitamos aprender cosas de memoria. Es algo que nuestra educación tradicional debe aceptar. 
Nuestros jóvenes han desarrollado mentes para la multitarea, concediendo la mínima atención focalizada a cada situación y privilegiando la rapidez de respuesta para pasar al siguiente desafío. Porque viven en ese mundo. Se han adaptado a esa realidad virtual en la que están profundamente inmersos. ¡Esa es una gran noticia!
Nuestro jóvenes, tienen mentes plásticas y postmodernas, apropiadas para la era tecnológica. No son ellos los que deben adaptarse a textos obsoletos y a los profesores que piensan que ellos deben leer las ingeniosas aventuras del hidalgo caballero, don Quijote de la Mancha. No lo harán. A lo más, leerán un extracto de resumen conseguido en internet. Y se perderán de acceder a la verdadera fuente de sabiduría que un clásico puede proporcionar, porque no es un texto adecuado a los tiempos de un estudiante del siglo XXI. 
No son los jóvenes, los que deben cambiar. Son las prácticas pedagógicas. Ese es el problema. Y mientras las autoridades sigan preocupadas de no enojar al colegio de profesores, seguiremos encontrando funcionarios que estigmaticen la tecnología, o peor aun, a los patines que usan los colegios privados.
Las pruebas estandarizadas deben evaluar la comprensión lectora en el contexto real de un mundo hiperconectado y tecnológico. Las preguntas están mal formuladas. Deben actualizarse con urgencia. Ojalá por profesores milenials. Nuestras autoridades están viendo la enfermedad en el lugar equivocado. Es la obsolescencia, ¡Estúpidos!
Pero las mismas pruebas están demostrando algo que nuestras autoridades olvidan: los cerebros de hombres y mujeres son distintos. Procesan la información con estrategias diferentes. Y sin embargo, insisten en la igualdad de género, olvidando los miles de años de aprendizaje evolutivo y los descubrimientos de la neurociencia. Por supuesto que hay que enseñar a ambos a leer, pero no se extrañen que tengan resultados diferentes. Hombres y mujeres piensan diferente. Unos son de Marte, otras son de Venus. Es la biología, ¡estúpidos!
Y también esas mismas pruebas, están demostrando que el contexto es muy relevante a la hora de educarse. La educación privada obviamente sale favorecida porque el ambiente cognitivo en el colegio es superior. Y en lugar de mejorar el entorno de las escuelas públicas y apoyar a las familias mas necesitadas, esas autoridades prefieren destinar todos los recursos del país, a dar gratuidad universitaria. Es la cultura, ¡estúpidos!
¡Cuando uno recibe un diagnóstico tan ridiculo, debe cambiar de médico!
Llegó la hora de enjuiciar a los irresponsables.